Que sabemos sobre el cuerpo?

Cuando hablamos de cuerpo generalmente nos remitimos a él reduciéndolo a una sola dimensión: la orgánica. Pero el cuerpo humano no solo es hueso, carne y sangre que fluye, sino también es el instrumento de expresión y comunicación por excelencia. Es el lugar de anclaje de los atravesamientos filosóficos, históricos, económicos, políticos, artísticos, psicológicos y culturales.

Por ello, cuando analizamos qué es, no sólo debemos sujetarlo a las leyes fisiológicas; reduciéndolo a la suma de las funciones de los aparatos, sino debemos pensarlo constituido por aquellos registros imaginarios y simbólicos, producto del devenir cultural; trastocado por el lenguaje: herramienta con la cual creamos y representamos el mundo, tomar conciencia de su localización en el tiempo-espacio, etc. Nuestro cuerpo es eso y mucho más.

Además su concepción se fue modificando a lo largo de la historia. Ello debemos tenerlo presente a la hora de actuar en el aula, pues nuestros alumnos al igual que nosotros (futuros docentes) poseemos una concepción de cuerpo diferente al de años anteriores.

Hacer un análisis de la corporeidad implica sumergirse en un territorio limite, ya que no hay un saber que pueda dar cuenta y respuesta sobre “todo el cuerpo”. A lo largo del trabajo, lo que pretendemos es dar cuenta de ello, ya que nuestra profesión trabaja con este tan preciado instrumento. Por ello nos referiremos a él (nuestro cuerpo), tomando distintos conceptos que nos harán reflexionar sobre lo compleja que es su naturaleza.


El cuerpo en la Historia...

Las representaciones del cuerpo y los saberes acerca del mismo no pueden desligarse de un contexto, de un estado social determinado, de una visión del mundo y, dentro de ésta última, de una definición de la persona. Con el transcurrir de los siglos, las representaciones simbólicas que el hombre se hace de sí mismo, de los demás y del universo que lo rodea, han ido cambiando con el acontecer de diversos sucesos sociales, económicos y políticos.
Para aprehender la concepción de cuerpo del presente, uno debe necesariamente remontarse al pasado, por ello recorreremos los distintos momentos de la historia de la Europa Occidental: Edad Media, Modernidad, para luego remontarnos al presente, o sea, la Postmodernidad.
  • En la Edad Media
Se conoce como Edad Media a la etapa de la historia europea caracterizada por la herencia de la antigüedad grecolatina, la aportación de los pueblos germánicos y la religión cristiana como oficial. La cultura, el arte, la ciencia y las letras fueron patrimonio eclesiástico.
El Hombre medieval se caracteriza por ser una criatura “concupiscente y mortal”, ya que el pecado de Adán le impidió escapar del pecado y de la muerte. Es un hombre que depende de la voluntad de Dios.
Por lo tanto el cuerpo en el medioevo, es un cuerpo que no pertenece al sujeto, a su singularidad, sino que está inserto dentro de una comunidad. No puede verse como una unidad, como separado del resto de los individuos. El cuerpo no ocupa un lugar específico ni en el mundo, ni en la cabeza de los hombres. El ser y el cuerpo son una misma cosa.
 Por lo que era un cuerpo tapado, ajustado a los cánones de la época, que no puede mostrarse desnudo. Es un cuerpo que no es objeto de reflexión ni estudio, porque la verdad absoluta la tiene Dios y la Iglesia.
Sólo los altos eclesiásticos de la Iglesia o personajes importantes del Reino dejaban retratos de sus personas, aunque siempre protegidos de los maleficios por la aprobación religiosa de las escenas en que figuraban rodeados por personajes celestiales.
  • En la Modernidad
Entre los siglos XVI y XVIII nace el hombre de la modernidad: un hombre separado de sí mismo (división ontológica entre el cuerpo y el hombre), de los otros y del cosmos. Es en esos siglos, principalmente a partir del emprendimiento de los anatomistas, que el saber del cuerpo se convierte en el patrimonio más o menos oficial de un grupo de especialistas protegido por las condiciones de racionalidad de su discurso. La Modernidad tiene como elemento esencial un proceso de nueva comprensión de lo real, del sujeto y las cosas, del yo y la naturaleza, de las formas de conocer la naturaleza. Representa el quiebre de una vieja representación del mundo regida básicamente por lo religioso, va cambiando todas las ideas que se formaron en torno a lo teológico, por, básicamente, la razón. Tiene un fuerte carácter de universalidad, el objetivo es que todo lo que ellos elaboran, valga para todo el mundo y para todos los tiempos. Ahora es en la razón científica donde se encuentra la verdad, no ya en Dios.
El cuerpo de la modernidad deja de privilegiar la boca, órgano de la ambición, del contacto con los otros por medio del habla, del grito o del canto. Los ojos, en cambio, son los órganos que se benefician con la influencia creciente de la "cultura ilustrada". La mirada adquiere cada vez más importancia. La geografía del rostro se transforma. El rostro es la parte del cuerpo más individualizada, más singular, es la marca de una persona.
La reflexión sobre la naturaleza que realizan los filósofos o los sabios se libera de la autoridad de la Iglesia. Surge la astronomía y la física de Galileo. Lo que importa ahora es convertirse en dueños y poseedores de la naturaleza. No hay misterios que la razón ni pueda descifrar.
La axiología cartesiana eleva al pensamiento, al mismo tiempo que denigra el cuerpo. Esa filosofía es un eco del acto anatómico, distingue en el hombre entre alma y cuerpo y le otorga a la primera el único privilegio del valor. Se denota una autonomía de los sujetos pertenecientes a ciertos grupos sociales que lo vinculaban con otros. Entonces un individuo prima sobre el grupo. Descartes, principal exponente de la época, apela a la duda metódica y concede al propio cuerpo como una realidad ambigua, dándole la categoría de accesorio. El cuerpo molesta al hombre; el cuerpo tiene una desventaja, ya que lo racional no es una categoría del cuerpo, sino del alma. Por lo tanto, al no ser instrumento de la razón, el cuerpo está condenado a la insignificancia. Ya que es el alma en donde se encuentra el pensamiento, por lo tanto el cuerpo no es necesario par la existencia humana, es la parte menos importante del hombre: pienso luego existo.
Lugar del gozo o del desprecio, el cuerpo es, en esta visión del mundo, percibido como algo distinto del hombre. El dualismo contemporáneo distingue al hombre de su cuerpo.
  • En la Postmodernidad
Re-pensar al cuerpo hoy es plantearnos al cuerpo de manera totalmente distinta al de la modernidad. Justamente por que la postmodernidad se caracteriza por la caída de todos los valores modernos: progreso, adultez, sabiduría, intimidad, bienestar corporal, contacto con los otros, etc.
Podemos pensar que aquélla dualidad planteada por Descartes se invierte hoy en día; el cuerpo en lugar de ser el signo de la caída, se convierte en una tabla de salvación. Se trata de un dualismo propio del individualismo occidental. La sensibilidad narcisista del individualismo contemporáneo modificó la relación dualista del cuerpo y el alma. La cantidad de tratamientos de belleza, prevención de la caída del cabello, los innumerables métodos para mejorar el físico, etc; muestran que el hombre contemporáneo invirtió al 100% la dualidad cartesiana: es el físico lo que impera hoy sobre el pensamiento.
Estamos atravesados por un momento histórico y un entramado cultural donde desde el arte, la ciencia y la filosofía, se hace evidente el cuerpo como posible objeto de reflexión: el psicoanálisis, la danza, el teatro, la expresión corporal, la terapia corporal, etc. des-atan al cuerpo del campo de la biología y facilitan verlo como una realidad dinámica y compleja, siempre inasible; desnaturalizan el cuerpo y lo relacionan con otro orden, orden de cultura, de poder, de discurso.
Un cuerpo en un orden social de exclusión, con un correlato corporal de "consumidor" como figura que ha ido desplazando a la de ciudadano de sus derechos. Un cuerpo propio dentro de esta globalización salvaje, donde hasta las funciones biológicas más primarias como la procreación y el embarazo están regidas por la precariedad del empleo, la desocupación, la inseguridad. Se asiste a la desestructuración de una imagen del cuerpo ligada a la creatividad, a la expresión, a la solidaridad, a la imaginación.
  • Un cuerpo presionado, exigido, demandado, con exceso de tensión, sin poder aflojar.
  • Una imagen de cuerpo devaluada y mercantilista porque el eje de la valoración corporal ya no pasa por lo que es, se siente o se piensa sino por el tener.
  • Cuerpos que tienden a verse iguales, donde la diferencia es vivida como peligrosa y el otro es siempre un rival en el mercado.
  • Un cuerpo inseguro, amenazado, violento, cuerpo-con-miedo, que tiene urgencia por acorazarse, encontrar rápidos mecanismos de defensa, donde aparecen estereotipos o respuestas exageradas; un cuerpo "stressado" que siempre está en peligro.
  • Cuerpo desestructurado, confuso, deprimido, cansado, sin fuerzas, que no encuentra el para qué.
  • Cuerpo hiperinformado, con exceso de conexiones pero poco comunicado. Cuerpo de la virtualidad, cuerpo del celular, de la imagen.
  • Cuerpo "traumado", ya que la intensidad y la velocidad de los cambios impiden procesar los estímulos, representarlos, organizarlos y significarlos.
Es un cuerpo que deja de ser solo desorganización sensible, dominio de la biología, para ser cuerpo erógeno, cuerpo del placer y del deseo, de la búsqueda: del encuentro y la falta perpetua; habitando en un espacio imaginario, como queda evidente en los deseos desencadenados por la industria del vestido, la cirugía plástica, o los ejercicios. Sustentados en una estética prototípica.
El cuerpo ha pasado de ser medio y vehiculo de individualidad; una posesión; reducido al cambio estético y genético. Cuerpo como cosa extensa, tangible a la que se puede poner, quitar o moldear, gracias a los avances de una tecnología libre de Dios, ideología y moral alguna, reducida a pura economía del cuerpo, otorgándole al sujeto actual la posibilidad de esculpirse a su antojo.
Bibliografía:
  • Camilo Ernesto Ramírez Garza. "El cuerpo Postmoderno". 3 DE SEPTIEMBRE DE 2007 MÁS ALLÁ DE LA BIOLOGÍA.
  •  Mónica Groisman. "El Cuerpo de la Postmodernidad." Artículo publicado en la revista Topía nº 26. Agosto de 1999.
  •  Carmen Conconi y Andrea Marchini. " Expresión Corporal: El Cuerpo en movimiento"
Creo que un video puede "motrar" mejor a lo nos referimos con el cuerpo de la posmodernidad:

En base a esto, podemos reflexionar:
¿es éste el cuerpo con el que debemos trabajar en el aula?¿con qué cuerpo trabajamos en nuestras clases? ¿cómo abordar las clases entonces? ¿cómo recuperar el sentido de cuerpo? ¿que papel juega la expresión corporal al respecto?